Una hierba tan conocida como el orégano tiene una función bastante importante a la hora de eliminar virus, hongos y otros patógenos del estilo. Su principio activo es el "carvacrol", parecido al del tomillo que usaban los egipcios para embalsamar.
¿Para qué podemos utilizarlo? Yo aconsejo tomarlo para el tratamiento de las cándidas, aunque también se puede utilizar en infecciones de piel y verrugas. Generalmente, se vende en forma líquida mezclado con aceite de oliva o en cápsulas, para gusto del consumidor. Es muy fuerte, así que yo recomiendo tomarlo en las gotas (1 ó 2 gotas tres veces al día). La ventaja de las gotas es que también lo puedes aplicar directamente sobre la piel, como en el caso de herpes, acné y hongos. Eso sí, cuidado con los ojos y si la piel es muy sensible, habrá que diluirlo un poco más. Si sólo queremos tomar orégano porque nos gusta con la pasta o cualquier plato (tomate frito que preparemos en casa), también aprovechamos sus propiedades antisépticas, aunque en menor medida.
¡El orégano también calma la tos! Una infusión de orégano mezclado con un poco de tomillo es maravillosa a la hora de eliminar la tos irritativa que nos queda tras un catarro.
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